Tienes que entender y hacerte cargo de que, al igual que pasa con nosotros mismos, tu empresa está en constante evolución con el tiempo: La comunicación con tus clientes, los valores que proyecta, su situación en el mercado actual…

Nos vemos inmersos en un cambio constante para adaptarnos a las nuevas tendencias y debemos ser coherentes y responsable con dicho cambio. Si nuestra empresa evoluciona quizá nuestro logo deba hacerlo también. Párate un momento y analízalo: ¿Se ve anticuado?, ¿Te sientes indentificada/o con el?, ¿Es legible?, ¿Se ve bien en pantallas?

Si no eres feliz con tu logo o crees que no está a la altura de tu empresa debes plantearte actualizarlo. Probablemente haya envejecido y hay que aplicarle un rediseño (ya sea completo o parcial), y eso no es algo a lo que haya que tenerle miedo, de hecho, muchas de las empresas más conocidas (por no decir todas) han pasado por un proceso de rediseño de sus logotipos para modernizarse y mejorar su competitividad y sus dotes comunicativas.

Vamos a ver algunos ejemplos significativos: